lunes, 28 de marzo de 2011

¿Cuesta mucho conseguir una hipoteca en España?

                ¿Cuántas veces hemos oído eso de: “Los bancos han cerrado el grifo”, “ya nadie da préstamos”, “no va a ser posible conseguir una hipoteca”? ¿Qué tiene esto de cierto? ¿Por qué nos hemos sentido así?

                A nivel empresarial no vamos a negar que “el grifo se ha cerrado” a las empresas desde que comenzó la crisis, les está costando horrores conseguir liquidez para su día a día o financiación para acometer nuevas inversiones, tanto en las entidades de crédito como en los mercados financieros.           No obstante, a nivel particular la cosa es bien distinta. A nivel particular el banco financia lo mismo que financiaba antes, con las mismas directrices con las que lo hacía antes y si además la oficina en particular tiene ganas de trabajar y de conseguir operaciones con sus clientes, lo harán hasta con cariño. Bien es cierto que durante 2009 hubo varias entidades que no querían conceder hipotecas, pero también las hubo que querían seguir concediéndolas, es verdad que muchas de ellas rebajaron sus ratios para la concesión de las hipotecas, vamos que el “agujerito” por el que había que pasar para conseguir financiación se hizo más pequeño, pero también las hubo que no se “estrecharon”. Según nuestra experiencia, este miedo que mostraron durante 2009 las entidades de crédito se suavizó en 2010 y ya en 2011 ya empezamos a ver hasta campañas para conseguir hipotecas de las principales entidades financieras del país.

                ¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué seguimos pensando que “el grifo se ha cerrado”? La diferencia entre antes y ahora no es que la entidad concediera y ya no conceda, sino la disminución del valor de la garantía que aportamos. Antes de la crisis una entidad concedía una hipoteca a un residente en España por importe del 80% del valor de tasación de la vivienda, siempre y cuando el estudio de los ingresos y deudas del prestatario garantizara la devolución del mismo, hoy en día, durante y pasada la crisis (para los que piensen que ya la estamos pasando), una entidad concede una hipoteca a un residente en España por  importe del 80% del valor de tasación de la vivienda, siempre y cuando el estudio de los ingresos y deudas del prestatario garantizara la devolución del mismo. ¿Notan alguna diferencia? ¿No? La diferencia estriba en que el 80% del valor de la vivienda antes de la crisis era mucho mayor que lo es hoy; la gran mayoría de las valoraciones que hacían los tasadores de las viviendas estaban muy por encima de su valor de mercado, por lo que una persona podía conseguir una hipoteca por un importe igual o incluso superior al precio de la vivienda que compraban. Vamos, que sin dinero se podía uno comprar una vivienda. Hoy en día, la valoración de la vivienda se ha ajustado a la realidad y la realidad es que el precio de la vivienda ha disminuido mucho, por lo que una valoración ajustada a la realidad estará muy cerca (por encima o por debajo) del precio de mercado de la misma.

                Por lo tanto, ¿quiere usted comprar una casa? Si usted dispone de un 20% de precio de la vivienda más aproximadamente un 10% para los gastos que conlleva esta operación: impuestos, notaría, registro, etc.; y por supuesto, tiene usted unos ingresos mensuales que garanticen que va a pagar las cuotas “religiosamente” (un trabajo digno suele ser suficiente); puede usted elegir la vivienda que más le guste que sin duda puede comprarla. No parecen ser condiciones muy duras: que aporten dinero a la operación y que puedan devolver el préstamo.

                La rumorología genera en economía situaciones de pánico, miedo en los consumidores, inexactitudes en la información recibida, confusión y esto nos lleva a más miedo, más inexactitud y más confusión. Gran parte de una situación crisis estriba en una reacción en cadena que se genera en los inicios de la misma en los que el miedo a tener una disminución de ingresos nos lleva a consumir menos y consumir menos hace que las empresas tengan que reducir sus plantillas, que se convierte en personas en desempleo con menos ingresos que finalmente pueden consumir menos,…